Es casual, o más bien no, ponerse a investigar
sobre la telebasura, y en consecuencia sobre uno de los programas de televisión
más vistos a día de hoy; y si me refiero a ese reality show denominado “Gran
Hermano”. Me reitero, es casual ponerse a analizar y darse cuenta que este fenómeno
mediático tiene su origen en un gran teórico de la comunicación: George Orwell.
Y afirmo esto de una manera tan rotunda porque lo
que se lea a continuación es el origen de “Gran Hermano”:
En 1948
Eric Arthur Blair, más conocido como George Orwell, escribió lo que sería
su obra cumbre: 1984. La novela fue publicada un año más tarde y hoy se
considera una de las obras más importantes del siglo XX.
En esta historia, Orwell construye una sociedad
absolutamente totalitaria en la que el gobierno logra tener un control
sistemático sobre cada individuo. La intimidad personal simplemente no existe,
la libertad de pensamiento no tiene lugar, el sexo es tenido en cuenta como un
delito y lo único que garantiza la supervivencia de cada persona es la
adaptación y adoración a ese sistema totalitario.
En esta
novela, el Gran hermano, cumple esa función de ser omnipresente que
todo lo ve y todo lo escucha. Nada de lo que los habitantes de esa sociedad
hicieran queda por fuera de la supervisión de este ser. EL GRAN HERMANO
TE VIGILA, lee Winston Smith –el protagonista de la novela- escrito en una
pared.
En esa
sociedad ficticia, el aparato gubernamental, que era presidido siempre por el
Gran Hermano, estaba dividido en cuatro Ministerios. A su vez, se regían por la
llamada Neolengua, un tipo de lenguaje que limitaba la capacidad crítica,
y por ende, la capacidad de pensamiento. Una lengua fuera de la cual nada podía
ser pensado. También existía la habitación 101, una habitación en la que
se sometía a los individuos a torturas y otro tipo de procedimientos que los
liberase de su odio hacia el Gran Hermano.
Si se pueden establecer paralelismos entre la
novela y el programa en si, podemos mencionar la figura del Gran Hermano,
la vigilancia permanente, los premios y castigos. El hecho de que los
participantes que ingresan a la casa se someten a una pequeña sociedad
totalitaria. Si hacen algo mal reciben un castigo (por ejemplo, no comer
porque no cumplieron con la prueba semanal). Si quieren obtener un premio,
deben esforzarse al máximo, (por ejemplo no dormir). Y todo porque se los
impone ese Gran Hermano. Y si hacen algo mal, nunca pasarán desapercibidos,
porque están vigilados, y siempre deben rendirle cuentas a Él.
Pero en el Gran Hermano de las pantallas, en el
reality show, quienes participan, lo hacen voluntariamente. Tal vez por
conseguir esos 15 minutos de fama de los que hablaba Andy Warhol, quines
concursan en este reality, lo hace a sabiendas de que todos sus movimientos
serán registrados.
Pero entonces ¿por qué vemos Gran Hermano? ¿Dónde
quedó nuestro pensamiento crítico? ¿O es que la realidad supera la ficción y es
mejor ver la vida de otro que ponerse a analizar la de uno mismo? Reflexionemos
pues sobre todo esto.